Hace dos años que José Manuel Rivera, conocido por el público como Tulile, se marchó del país debido a la crisis que debió enfrentar. Pocas fiestas en algunos casos, y en otro momento ninguna. “No podía seguir enfrentando esa situación, y debí salir a buscar nuevos horizontes”, comentó el artista a LISTÍN DIARIO, desde Nueva York, donde actualmente reside y trabaja.
Sin embargo, hoy tras dos años de vivir lejos de sus padres y su familia, su deseo es volver a la tierra que lo vio nacer pero no puede. ¿Qué te lo impide?, se le preguntó, y él fue claro y sincero. “Tengo una deuda pendiente de 4 millones y algo de pesos con mis antiguos músicos y no me quiero arriesgar a ir para luego no poder salir o tener problemas”, aclara el intérprete de “Cuquita”.
No es que esté eludiendo su responsabilidad, de pagar a 11 músicos que estuvieron con él por más de 10 años de trabajo, sino que él, en este momento no cuenta con ese monto (cuatro millones de pesos), para desembolsarlo de una sola vez, según nos confesó. Su idea es la siguiente. Él plantea a sus músicos que está dispuesto a hacer un acuerdo de pago de manera que pueda ir saldando esa deuda que fue el resultado de una demanda por los años de trabajo que estuvieron esos músicos con Tulile, y que él no indemnizó o liquidó, antes de partir a Nueva York.
Desde noviembre del 2011 Tulile no pisa su tierra, en la actualidad cobra cuatro mil dólares por fiesta en Estados Unidos. Su tarifa en el país antesde partir era de 120 mil dólares y 110 mil pesos.
“No es que no quiero pagar, yo quiero pagar pero no tengo cuatro millones juntos en una cuenta, es lo que yo quiero que ellos entiendan. Que hagamos un acuerdo de pago”, insiste.
Tulile reconoce que ha cometido algunos errores y despilfarró dinero que no debía en un momento en que su carrera estaba en la cima. Recuerda por ejemplo, cuando por el año 2000 con 23 años se gastó 110 mil dólares en un Mercedez Benz.
“Yo no tenía experiencia y gasté dinero en cosas innecesarias que no debía gastarlo”, reflexiona.
El también músico logró pegarse en el país para finales de los años 90 y principios del 2000 por su estilo desenfadado, tanto en las letras como en la vestimenta. En un momento en que reinaban aún los principales merengueros (Fernando Villalona, Los Rosario, Sergio, Eddy), él logró colarse con su “Cuquita”, y se robó el show, donde- quiera que fue, ya sea vestido de cura, de niño con pampers o de novia, él apostaba a lo diferente y a lo extravagante para llamar la atención y lo logró.
Tras 18 años de carrera artística entiende que aún tiene tiempo para volver y “volver a la competencia, y recuperar el lugar que tenía antes”, porque él extraña su país, su gente, y su familia. Además del acuerdo de pago les garantiza a sus músicos que si puede volver formará su orquesta nueva vez y quiere que ellos vuelvan con él. “Quiero regresar”, repetía insistente el artista.
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