A decir de Temístocles Montás,
los votantes que no queremos que el país termine de hundirse estamos obligados
a sufragar por el oficialista Danilo Medina porque un Hipólito Mejía en el
Ejecutivo será un reo del Congreso, dominado por los peledeístas. No podrá hacer
nada: ni reforma fiscal, ni acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ni
ninguna otra cosa que sirva para mantener la publicitada estabilidad
macroeconómica que tan pingües beneficios ha dejado a los bolsillos morados.
Como dicen los abogados: a
confesión de parte, relevo de pruebas. Ninguna mejor y reciente demostración del
talante autoritario del peledeísmo gobernante que estas declaraciones del
inefable Montás. El poder es para usarlo, y la democracia que se vaya a paseo. Lo
demás es retórica hipócrita. Fuego de artificio que no llega a iluminar la
endeble institucionalidad dominicana.
Que no se quiera decir, aunque
habrá quienes lo hagan, que interpretar las declaraciones de Montás como certificación
de la concepción dictatorial del Estado sustentada por el peledeísmo gobernante
es rizar el rizo. El ingeniero químico, según su hoja de vida, reconvertido en
economista, lo dijo claro: la falta de poder congresual impediría a Mejía
llevar a cabo las reformas que el país demandará después del 16 de agosto.
Su corolario no puede ser más
revelador: hay que votar por Medina “ya que es integrante del partido
que tiene control del Congreso y por tanto tendría toda la facilidad para
introducir las reformas que son necesarias y hacer los cambios que se
necesitan”.
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